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20 años trabajando bebiendo y comiendo!

Este mes de mayo cumplo 20 años trabajando. Y por eso quiero compartir con ustedes esos recuerdos de 1999 cuando entré a trabajar en la Revista Gourmand como productora periodística. Había hecho mi práctica profesional de periodista en el verano de 1998, esperando a mi hijo.

Después me titulé en noviembre de ese mismo año, ya con mi guagua en mis brazos; pero recién en abril del 99, caí en la cuenta que tenía que trabajar. Me volví loca. No quería dejar a mi guagua con cualquier nana, pero gracias a dios tenía el apoyo de mis papas lindos y preciosos que me ayudaron y apoyaron muchísimo.

En mayo partí trabajando en el emblemático edificio amarillo de Pocuro (hoy están haciendo un edificio ahí), en las oficinas de Diseñadores Asociados. Ya conocía ya la Revista Gourmand porque a mi papá le llegaba, porque el laboratorio Chile se la mandaba a los médicos. Pero nunca pensé en trabajar allí.

Yo quería trabajar en espectáculos, yendo a ver obras de teatro, al cine. No existía la farándula en esa época. Pero ahí estaba, yendo a una entrevista de trabajo para una pega primero de medio día, a 4 cuadras de mi casa y con un pago en esa época, de 200 mil pesos líquidos mensuales. Además para trabajar con pura gente top y que ya en ese tiempo daba que hablar.

Uno de ello, Alex Gonzalez, director de la revista y de Diseñadores Asociados,  un visionario. Un hombre tan inteligente que podía estar pensando en cómo diseñar una tienda de vinos y al mismo tiempo pensar en el próximo viaje a Cuba para traer habanos. Le encantaba la gastronomía, un bon vivant en todo su esplendor. Tenía excelente trato, excelente jefe.

Para mi y para todos los de Diseñadores Asociados que trabajamos con él, nos sentimos orgullosos de haber pertenecido a su empresa y sería bueno que se siguiera dando el premio Alex Gonzalez, a quién contribuye a la gastronomía y el vino, tal como lo hizo él por muchos años.

Va un abrazo grande al cielo y un salud con vino tinto, para el gran Alex.

 

Acompáñame al baño  

Una noche, tuve que ir al Hotel Sheraton Santiago, al Restaurante El Cid porque su chef, el temido chef Josep Gardner  lanzaba la carta de invierno. Temido porque tenía mal genio y temido porque no le gustaban las criticas negativas a sus platos. Y cuenta la leyenda urbana que además era bueno para tirar los platos cuando se enojaba.

Fui feliz. Ya había ido otras veces al Cid con mis papás.

Llegué y estaban los otros periodistas, tomando el aperitivo. Estaban los Martínez, Rodolfo Gambetti y los Lobby (Alice y Juan Antonio Eymin). Ninguno de ellos me saludo. Pero no sé qué pasó que el chef me saludó tan amorosamente que después se me acercó la Laurita Tapia a preguntarme si sabía donde estaba el baño y si la acompañaba. Y ahí estaba yo, con la ídola «Soledad Martinez» la de los tenedores de la Revista Wiken, cerrándole la puerta del baño.

De ahí los Martínez, los Lobby  (Juan Antonio mejor dicho) y Gambetti fueron mis amigos. Los quiero. Hace tiempo que no veo a los Martinez, una vez fui a verlos a su departamento, en Santa Lucía, pero eso da para otro post.

Jorge Edwards y sus faxes

Trabajar en la Revista Gourmand me permitió desde 1999 hasta el 2001, conocer a mucha gente. Pude entrevistar y estar en catas con Héctor Vergara, Pablo Morandé, Aurelio Montes, Claudio Barria. Conocí en ese momento a Patricio Tapia, que colaboraba en la Revista. Tuve la oportunidad de probar la mano de los chef  Guillermo Rodriguez, Ingrid Weinrich y  Carlos Monge (un crack). Tuve la suerte de trabajar con los fotográfos más top, Jorge Brantmayer y Miguel Etchepare.

Conocer al escritor y embajador Jorge Edwards, fue una de los lindos recuerdos que tengo de la Gourmand. El era colaborador y enviaba sus escritos por fax.

Un día me tocó a mi, tomar esos envíos de fax y transcribirlos en el computador. Siempre he escrito rápido porque de muy chica tuve la suerte de tener máquinas de escribir que mi papá daba de baja de sus consultas  y yo las usaba para escribir mis diarios de vida, así que pude haber sido mecanógrafa sin problema ya a los 15 años.

La cosa es que el fax venía medio malo, no se veía tan bien alguna palabras. Y no había tiempo. Yo lo estuve llamando a su casa harto rato esa tarde, para preguntarle qué demonios decían las últimas frases, pero pucha el caballero de Persona Non Grata, no me contesto.

Así que ocupando la imaginación y el contexto terminé el reportaje. Al salir la revista al mes siguiente, un enojado, perdón, muy enojado Jorge Edwards llamó a la Gourmand para decir que él no había escrito eso. Que quién mierda lo había transcrito porque no eran sus palabras. Y ahí estaba yo, con mi sonrisa, tomando  el teléfono y escuchando al señor Edwards putearme de lo lindo.

Algunos de los avisos de esa época: Undurraga, y Santa Carolina.

 

 

 

 

 

 

 

 

Por supuesto que estuve en las ExpoGourmand que se organizaban en Casa Piedra. Después de la FISA, esa feria era la más importante para la industria de la gastronomía y del vino. A los dos meses de haber llegado a trabajar, estuve a cargo del Stand de España. Claro, la idea era estar y apoyar en todo a la delegación española que venía con sus chorizos y embutidos madrileños.

Pero la cosa es que ni los embutidos ni los jamones serranos llegaron a tiempo. Mi querida María Eugenia Rozas (catadora española) con su jefa la señora Isabel Mijares (la súper famosa catadora española) viajaron especialmente para presentarlos junto con vinos españoles. Y Olé! no había rastro de vinos ni de un churro españolete en Casa Piedra. Al parecer estaban retenidos en la aduana y joder las señoras estaban algo molestas.

María Eugenia viajaba con su padre, primera vez que habían atravesado el atlántico y ahí estaban con carita de no saber qué hacer el primer, el segundo y el tercer día. Alex González, me pidió medio broma, medio en serio que los entretuviera.  Que los llevara a conocer Santiago, donde fuera, que los llevara a comer mientras llegaban sus productos.

Lo bueno fue que gané una amiga. Con María Eugenia nunca perdimos el contacto y ya van dos años que la he visitado en Madrid. Próximo año, espero  visitarla nuevamente para reírnos de ese año que sin jamones ni choricillos el stand de España igual brillaba.-

Comments (3)

  1. También me considero amigo tuyo desde hace dos décadas. Y claro, cuando una señorita desconocida llega a un grupo, según el Manual de urbanidad de Carreño, don Manuel Antonio, debe hacer una venia, sonreir y decir su gracia (que no es lo que piensas, sino decir su nombre, según se decía en tiempos de este vetusto manual). Simpático recuerdo el tuyo, y de ahí en adelante no hemos podido nunca más ignorar tu presencia. Un gran abrazo, compartiendo la anécdota y entrenido con tu página.

  2. Extraordinario María Paz todo lo que has resumido es tan cierto todo lo que mencionas , Diseñafores Asociados tremenda empresa , orgullosos todos los que trabajamos ahí , gran escuela y tremenda experiencia , para muchos el mejor trabajo que tuvimos . Para ti un beso y abrazo gigante…… Sol

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